Me senté en una mesa de la biblioteca.
Tras haber seleccionado varios libros.
Los ojeé uno a uno, despacio pero sin pausa.
Había pasajes que lograban detenerme.
Volver hacia atrás para cerciorarme
de su mensaje, porque...
Cada palabra, cada frase es un mensaje.
Noté que mi ánimo tras releer
cambiaba de optimismo.
No sabría definirlo con exactitud.
Lo que me habían enseñado de niña
no era lo que descubría en los libros de mayor.
¡Eso me dolía tanto!
Ahora me encontraba en la tesitura de la duda.
¿Dónde está la verdad?: -Pregunté-.
Una vocecilla tras de mí me susurró:
Si has vivido hasta ahora feliz
contigo misma, sigue así.
de lo contrario... Tú decides.
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